Historial de servicio

1948

tubo Pitot del Tiger Moth

Este es el último año que el material D.H.82A, aunque brevemente, vuela en forma operacional.

Durante el verano solo está OV el 603, que hasta fines de marzo registra unas 25 horas en Boiso Lanza.

De los demás aparatos, el 601, 604, 606 y 611 fueron sometidos a una inspección mayor por calendario quedando prontos a partir de abril, mientras que el 602 también es rehabilitado luego de estar 21 meses en taller por las reparaciones del accidente ocurrido en julio del ´46.

Para ellos está reservada una nueva tarea, que también será la última: represión de contrabando.

Práctica común a lo largo de nuestra Historia, el pasaje de ganado sin declaración a través de la frontera seca con el Brasil era en ese momento tema de preocupación para el gobierno, que dispone una serie de medidas de prevención y control. Entre ellas, se asigna a la Aeronáutica Militar el patrullaje aéreo de la zona en cuestión, disponiéndose en primera instancia para ello, los Tiger Moth con base de operaciones en el Aeródromo Militar Tte.2º Mario W. Parallada de Durazno.

A fines de mayo son despachados los seis aparatos, que vuelven a aquella Base luego de un año de ausencia.

A poco de comenzadas las operaciones sucede el primero de tres accidentes.

El 15 de mayo, al intentar despegar en el campo del Aeroclub de Tacuarembó, el 602, tripulado por el Cabo Roberto López y el Soldado Leandro Gómez, engancha el alambrado perimetral efectuando un pilón que deja el avión con daños menores e ilesos a sus ocupantes.

El 602, ex 2 (c/n 3310) con evidentes daños en hélice y motor luego del despegue accidentado en el Aeroclub de Tacuarembó el 15 de mayo de 1948. Archivo FAU.


El 2 de junio, el 611 capota en el aeródromo de Río Branco al perder potencia en el decolaje. Su piloto, Sargento Edgardo Aramburu y el Sdo. Artigas Noble, su observador, escapan sin heridas en tanto el aparato sufre daños estructurales múltiples.

El último accidente se produce el 12 de junio, unos 300 metros dentro de territorio brasileño, lindante con la 7ª Sección Policial de Rivera y próximo al paraje Guaviyú. Tras aterrizar en un sitio obviamente equivocado y con la mala suerte de golpear un duro hormiguero con una rueda, el 603 termina su carrera con diversas roturas en tren, planos y hélice. Su piloto, Cbo. Marcelino García y su observador, nuevamente el Sdo. Leandro Gómez, también salen ilesos.

El 603, ex 16 (c/n 3618) apoyado en su plano tras perder parte del tren principal en su último aterrizaje el 12 de junio de 1948. Archivo FAU .


Aunque los daños producidos en estos accidentes no fueron de gran entidad, sí fueron suficientes para dejar estos tres aparatos definitivamente fuera de servicio.

A fines de noviembre, por Orden de la D.G.A.M. se decreta la baja de los D.H.82A 602, 603 y 611 junto al Waco JHD 301 accidentado en Durazno en junio de 1947.

Para los Tiger Moth 601, 604 y 606 las misiones de patrulla aérea continuaron hasta fines de junio cuando son reemplazados por PT-19, totalizando unas 160 horas de trabajo entre los tres y al igual que las tareas de fumigación del año anterior, éstas también fueron cumplidas por Pilotos de Tropa.

Con su vuelo de retorno a Boiso Lanza, también cierran su historial el 604 con 918.6 horas y el 606 con 1723.6, los que ya no volverán a despegar. No ha sido posible ubicar con exactitud la fecha y demás detalles de estos últimos vuelos ya que ambos aviones operaron en campaña bajo una ambigua dependencia entre la D.G.T.A.G.y S. y la B.A.Nº2 que no ha quedado registrada en sus respectivos Libros de Vuelos pero que se puede verificar en los Resúmenes Mensuales de la D.G.A.M.

Mientras tanto, a principios de julio el 601 realiza un corto vuelo de repliegue hasta la cercana Base Aeronáutica Nº2, donde queda hangarado FOV al haberse constatado asimetrías en el reglaje por deformación de su célula y ya no volará mas por el resto del año.

Así, la flota de Tiger Moth quedaba reducida a solo tres aviones, hangarados y con claras perspectivas de ser definitivamente radiados.

Esta situación sin dudas era conocida en el ambiente civil, lo que suscitó algunas gestiones ante el comando de la Aeronáutica Militar con el fin de adquirir los aparatos desactivados.

En ese sentido, el 8 de agosto la D.G.T.A.G.y S. recibe una nota manuscrita del Sr. Charles Chalking de Paysandú solicitando datos de historial y condiciones para la compra de una unidad en caso de ser puesto en venta el material D.H.82A radiado. Pocos días después se le contesta informándole que la D.G.A.M. no pondría en venta los aviones Tiger Moth.

Por otro lado, poco antes de fin de año, una iniciativa del Director General de Aeronáutica Militar da origen a un oficio que al cabo de varias instancias administrativas termina transformándose en una jugosa comedia burocrática de un año de duración.

El 15 de diciembre de 1948, el Cnel. Oscar M. Sánchez propone al Inspector General del Ejército ceder los ya desactivados Tiger Moth 600, 604 y 606 para su uso en aeroclubes. Adjunto a esta iniciativa, eleva también un proyecto de “Reglamentación para la entrega de los aviones Tiger Moth de la Aeronáutica Militar a instituciones aeronáuticas civiles”, determinando los compromisos a ser aceptados por éstas al recibo de las aeronaves. 

El Jefe del Estado Mayor del Ejército, Cnel. Cipriano Olivera eleva el oficio al Inspector General con fecha 26 de enero de 1949 informándole que podría accederse a  lo solicitado pero que antes sería 

conveniente recabar la opinión de la Inspección del Arma de Aeronáutica.

Consultado, el Inspector del Arma, Cnel. Oscar Gestido se opone firmemente a la propuesta, alegando razones éticas y de principios y sobre las eventuales responsabilidades que expondrían al Ejército luego de ceder material obsoleto para el uso civil.

Ante este inesperado giro, el 5 de febrero y ante el carácter puramente técnico del asunto, el Inspector Gral. del Ejército se declara inhibido para emitir una opinión definitiva y requiere que la Dirección de Aeronáutica Civil se exprese al respecto.

En este estado, el número de fojas del expediente sigue aumentando al ser consultados el Asesor Técnico de la D.A.C. y los Jefes de Personal y de Operaciones, quienes el 17 de mayo se pronuncian lógica y decididamente a favor del proyecto.

Para ampliar aun más el abanico de opiniones, el 3 de junio se decide consultar a las instituciones aerodeportivas acerca de su interés en el tema, no sorprendiendo que ante la oferta se anotaran nada menos que veintidós – sí, leyó bien, 22 aeroclubes !!

Evidentemente, el globo se había inflado demasiado y para evitar mayores complicaciones, la misma maquinaria burocrática lo pinchó en el momento justo.

El 15 de octubre, salomónicamente, el Ministro de Defensa Nacional, haciendo pie en el prestigio del Cnel. Gestido, toma su opinión y ordena al Inspector Gral. del Ejército que disponga la baja de los tres aviones sin cederlos a otras instituciones.

El telón cae el 8 de noviembre de 1949 cuando la D.G.A.M. dispone la baja y ordena a la D.G.T.A.G. y S. el completo desarme de los Tiger Moth 600, 604 y 606.

 

             Inclinómetro del DH 82 Tiger Moth

 

En cuanto a los resultados de 1948, el material D.H.82A voló 190 horas y terminó con solo tres aviones en el inventario. De ellos, el 604 y el 606 simplemente esperando bajo el techo de la D.G.T.A.G.y S. su anunciada baja, mientras que en Durazno, dentro del hangar de la Base Aeronáutica Nº2, el 601 aguarda en silencio el final de esta historia.

La posición del plano inferior evita identificar este D.H.82A, que además carece del dígito en la diagonal roja de la cola. Está dotado de luces de navegación en los planos superiores y en el timón de dirección. En la cabina delantera, el Teniente Gualberto Trelles recibe instrucción durante su Curso de Pilotaje en la Escuela Militar de Aviación. Aeródromo Militar Cap. Boiso Lanza, agosto de 1935. 
Gualberto Trelles (h.) vía Julio Salvo.


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