MEMORIAS DEL TIEMPO DE VUELO  www.pilotoviejo.com 
 
OSCAR FERNANDEZ MENCIA

Brevet de Piloto Aviador Nº 93
Aeronáutica Militar

El valor de la historia


“Cuando se traía su memoria era como en silencio,
talvez para no repetir el dolor de su ausencia.”


Llevar luz sobre las sombras que cubren la historia de los integrantes de la Escuadrilla del Silencio, los camaradas que perdieron la vida mientras volaban, ha sido la tarea que Memorias del Tiempo de Vuelo ha cumplido con más satisfacción.

Porque pareciera existir un factor común en las familias de los que están en vuelo eterno, que impide hablar de sus vidas como tripulantes aéreos, y especialmente de las circunstancias de sus muertes, poniendo sobre ello un manto de misterio “talvez para no repetir el dolor de su ausencia”.

Pero con el transcurso de los años, el deseo de saber sobre el tío o el abuelo que falleció en un accidente aéreo, se hace más fuerte, y es frecuente que luego de desaparecer aquellos integrantes de la familia a los que el tema les era más doloroso, se intente conocer quiénes fueron y cómo murieron. Y entonces, cincuenta, sesenta o más años después, llegan a nuestro correo electrónico esas preguntas.

Gracias a los trabajos extraordinarios de nuestros historiadores, especialmente Jaime Meregalli y Juan Maruri, generalmente hemos podido responder las inquietudes de los descendientes que quieren -que necesitan- “saber”. Y cada vez que, para poder responder, investigamos y recopilamos información, nos enriquecemos con los recuerdos de las vidas de quienes –como nosotros- sintieron y amaron el vuelo.

Este fin de año nos llegó uno de esos mails, de un sobrino que, más de setenta años después, necesita saber de su tío fallecido. Lleva cuarenta años residiendo en Canadá, y aún conserva el sable y las insignias heredadas del tío aviador que nunca conoció, y en cuyo honor llevan el mismo nombre su hijo y su nieto.

Oscar Fernández Mencia es uno de los tantos integrantes de la Escuadrilla del Silencio a los que el transcurso del tiempo ha reducido a un nombre en una lista dolorosamente larga. Sin embargo sus camaradas podemos, apoyados en los datos históricos, intentar reconstruir su paso por la Aeronáutica Militar, rindiéndole un homenaje que se extiende a toda la Escuadrilla del Silencio, para decirles que siempre estarán en las Memorias del Tiempo de Vuelo.
Pilotoviejo

 

 Breve historia del Alférez Oscar Fernandez en la Aeronáutica Militar  

Recopilación de la información existente sobre Oscar Fernández en los libros de historia de la Fuerza Aérea Uruguaya, de los autores Jaime Meregalli y Juan Maruri. (Coincidentemente, Jaime Meregalli, impulsor de la historia de la aviación uruguaya, y creador del Museo Aeronáutico Nacional, era compañero de promoción de la Escuela Militar y del curso de vuelo para oficiales, de Oscar Fernández).



Contexto histórico


En 1938 soplaban en el mundo vientos de guerra, que se convirtieron en tormenta al año siguiente, 1939. 
El Uruguay no estaba ajeno a la situación, y prueba de ello fue la batalla entre el Graf Spee y la flota inglesa en el Río de la Plata. La entrada del acorazado al Puerto de Montevideo, provocó tensiones diplomáticas que pudieron haber desembocado en un ataque de las fuerzas armadas uruguayas al buque alemán, ataque para el cual se alistaron los aviones de la entonces denominada Aeronáutica Militar.
(ver “Los Potez XXV contra el Graf Spee”, en http://pilotoviejo.com/memoriaspv14.htm).

Para muchos de los oficiales del Ejército egresados en 1937 de la Escuela Militar con el grado de Alférez, convertirse en Piloto Militar era la primera de las aspiraciones profesionales, ya que permitía incorporarse a un núcleo de élite que gozaba de particular prestigio en la sociedad de esos tiempos, al tiempo de asegurarse una posición en primera fila en cualquier conflicto armado. Una visión épica de la vida que lamentablemente es cada vez menos frecuente en nuestros días…

El Curso de Pilotaje para Oficiales de 1938 se inició oficialmente el 2 de marzo, pero en la práctica comenzó recién en mayo de ese año, en la Escuela Militar de Aeronáutica, en el aeródromo anteriormente utilizado por la francesa Aeropostale. El entrenamiento de vuelo se cumplía en aviones De Havilland DH 82D “Tiger Moth”.

Tiger Moth en la línea de vuelo de la Escuela Militar de Aeronáutica, el 14 de mayo de 1938


Piloto Aviador

El Alférez Oscar Fernández Mencia fue uno de los 17 oficiales del Ejército seleccionados para integrar el Curso de Pilotaje de 1938. Dado que la Escuela Militar de Aeronáutica aún carecía de las comodidades necesarias, se alojaba junto a sus camaradas en el cercano Hogar Artigas, donde años después se instalaría el Instituto Rubino, en la intersección de las rutas 8 y 101.

Hogar Artigas - 1938
Parados: Alf. Juan H. Alfaro, Alf. José L. Suárez, Alf. Fernando R. Blanco, Alf. Rivera Arcos, Alf Juvenal Rodríguez, Alf. Victoriano Paolino, Alf. Alberto García y Alf. Adail Altesor.
Sentados: Alf. Juan J. Calanchini, Alf. Carlos M. Macció, Alf. Mariano Navajas, Alf. Rolando Del Río, Alf. Alfredo Lámela
y Alf. Oscar Fernández.
Sentados en el suelo: Alf. Jaime Meregalli, Alf. Juan A.Villanueva y Alf. Remo Laporta.

Cumplido el período de instrucción, los exámenes de vuelo se cumplieron a partir del 13 de diciembre, y el 30 de diciembre de 1938 se entregaron los brevets correspondientes. Al Alférez Oscar Fernández le correspondió el Brevet de Piloto Aviador No. 93.

En marzo de 1939 comenzaron en la Escuela Militar de Aeronáutica los Cursos de Aplicación para Oficiales y Personal de Tropa, en los que se instruía a los recién egresados Pilotos Aviadores en la práctica del combate aéreo, la navegación y el bombardeo, utilizando para ello también los aviones Potez, de origen francés, además de continuar volando los Tiger Moth. Al terminar este curso se recibía el brevet de Piloto Aviador Militar (P.A.M.).

El accidente

El 14 de octubre de 1939, decolaron en una misión de entrenamiento de combate aéreo, el DH 82 No. 10 piloteado por el Alf. Oscar Fernández, y el DH 82 No. 14 con el Alf. Juan Alfaro en los mandos. Las maniobras del ejercicio de caza son exigentes y arriesgadas, y durante una de ellas los aviones chocan entre sí, perdiendo el Tiger Moth de Fernández las alas del lado derecho, lo que lo precipita hacia tierra en un vertiginoso tirabuzón. Esta situación provoca fuerzas que dificultan en extremo al piloto salir del avión para lanzarse en paracaídas. Cuando Fernández logra sobreponerse a esas fuerzas, salta de la cabina y logra abrir su paracaídas, pero está ya demasiado cerca del suelo. El impacto lo hace perecer en forma casi instantánea.

Por su parte Alfaro, cuyo avión sufrió daños menores, pudo controlarlo y aterrizar sin mayores inconvenientes.

El Alférez Oscar Fernandez es el vigésimo integrante de la Aviación Militar Uruguaya que se agregó a la lista de sus mártires, la Escuadrilla del Silencio.


Los “Tiempos de Vuelo” de Oscar Fernández

Para tener una visión más cercana de lo vivido por Oscar Fernández en sus Tiempos de Vuelo, transcribimos lo que escribió su camarada Jaime Meregalli sobre su propio “primer vuelo solo”:

Año 1938 - Curso de Pilotaje de Oficiales
Instructor: Tte. Carlos M. Sención – Alumno: Tte. Jaime Meregalli.
Avión: Tiger Moth

Llegó el día de salir solo el Tte. Meregalli.

Como era corriente, luego los demás compañeros daban su buena paliza festejando la salida solo, comenzando por pegar palmadas en la cabeza que parecían garrotazos.

El Tte. Meregalli previendo estas palmadas en la cabeza, colocó debajo del gorro de vuelo varias chinches que sus puntas sobresalían debajo del cuero del mismo.

En cuanto se acercó a la línea muerta sus compañeros fueron a recibirlo, y apenas bajó del avión, comenzó la paliza en la cabeza, pero al mismo tiempo los gritos de los que pegaban, retirando de inmediato sus manos pinchadas y donde aparecían las primeras gotas de la roja sangre. Pasada la sorpresa la venganza fue grande, y quitándole el gorro de vuelo lleno de pinchos la paliza fue por partida doble, seguida de baños de aceite y todo lo que aquellos "buenos y pacíficos" compañeros se les ocurrió hacer.


Francamente para aguantar aquellas biabas había que tener 10 en educación física. Suaves los muchachos...

(de documento manuscrito de Jaime Meregalli, Museo Aeronáutico)

Muy probablemente Oscar Fernandez haya sido uno de los que sufrieron en sus manos el aguijón de las tachuelas del casco de Meregalli. En todo caso, seguramente fue participante del ritual cuasi salvaje con que se festejaba el primer "solo" de cada piloto.  Y sin lugar a dudas Oscar Fernández disfrutó de ese sentimiento sin par de la camaradería entre aviadores, los que han elegido el aire para darles sentido a sus vidas.
 
Pilotoviejo
Costa Rica, 31 de diciembre de 2011



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